Recientemente leí algo que me impactó mucho, y quiero compartirlo con ustedes. La presidenta del instituto de Política de Alabama (API por sus siglas ingles) explicó elocuentemente lo que muchos de nosotros entendemos es la realidad, pero que muchas veces no podemos expresar con palabras.
Gran parte de nuestras batallas en la cultura de hoy provienen de la decadencia de la virtud debido al subjetivismo moral, emociones reflexivas que suplantan la verdad. Mas, sin embargo, muchos se preguntan cómo es que las cosas llegaron a ser tan caóticas.
Stephanie Smith de API ofrece una explicación a los habitantes de Alabama que se aplica de igual manera para los arizonenses:
Cuando me senté a escribir esta actualización, se me vino a la mente la siguiente pregunta, ¿Cuantas de las personas que apoyan API se están sintiendo como yo esta semana? con cierta esperanza, pero al mismo tiempo un poco desalentados. La lista de problemas que requieren atención y requieren una solución parece no tener fin, sí, incluso en Alabama, y el plazo que tenemos para darles atención parece increíblemente corto. Pasamos la semana reuniéndonos con legisladores, construyendo coaliciones y comunicándonos con las partes interesadas sobre lo que debe abordarse en 2024. Pero, en lugar de hacer una lista de las cosas que hemos hecho o esperamos hacer, les pido que esta semana me permitan compartir con ustedes la razón del porqué y para qué de todo el trabajo que hacemos.
La frase que se me vino a la mente esta semana fue “hombres sin corazón” y esa no es otra crítica a la masculinidad. Esa cita se encuentra en La abolición del hombre de C.S. Lewis de1943.
“Formamos hombres sin corazón y esperamos de ellos virtud y astucia. Nos burlamos del honor y nos sorprendemos al encontrar traidores entre nosotros”.
Lewis afirma que los valores son universales, pero que los valores no son inherentes. En otras palabras, los sistemas de valores deben enseñarse, ya que no se desarrollan automática o inevitablemente en los niños; Aquellos a quienes no se les ha enseñado la virtud carecen del tronco que une el corazón y el alma con el apetito visceral, y por lo tanto y con razón son llamados “hombres sin corazón”.
Es imposible ser una persona con objetivismo moral consistentemente.
Lo único consistente en el subjetivismo moral es que es consistentemente erróneo; Es consistentemente erróneo porque no tiene ancla, excepto sentimientos arbitrarios y emociones que cambian continuamente. Lewis dijo que el corazón es el motor de la acción virtuosa. Pero el corazón no puede estar desanclado de la verdad para que la acción sea virtuosa. El tipo de emoción que Lewis pide, es el deseo de la verdad, bondad y belleza; ese tipo de anhelo sólo viene de Dios. Nuestro anhelo innato de verdad, belleza y bondad está distorsionado por el pecado y debe ser regenerado por la gracia de Dios y cultivado por aquellos que también están en este camino.
Estamos viviendo en una época de emociones reflexivas elevadas y la abrumadora sensación de caos que se arremolina a nuestro alrededor está relacionada directamente con la falta de anclaje. La experiencia no sobrepasa la verdad. Las emociones no sobrepasan la verdad. Sin educación y disciplina, el corazón inexperto se deja llevar por reacciones emocionales descontroladas que conducen al caos y al conflicto. El caos y el conflicto actuales en nuestra sociedad relacionados con la identidad son el resultado directo de tal sentimentalismo descontrolado.
Nos irrita la castidad, y nos sorprende encontrar pornografía y promiscuidad filtrándose en nuestros hogares y escuelas.
Nos negamos a reconocer a Dios, y nos sorprende encontrar desilusión, violencia y egoísmo en nuestras comunidades.
Nos negamos a honrar la vida y permitimos que los niños sean usados o tirados como basura, y nos sorprende descubrir que estamos perdiendo generaciones.
Descartamos el infierno descaradamente, y nos sorprendemos al encontrar la crueldad que encontraríamos allí aquí en la tierra.
Nos burlamos de la fidelidad, y nos sorprende descubrir que el divorcio y el quebrantamiento son la regla y no la excepción.
Menospreciamos la figura del padre y nos burlamos de la hombría, y nos sorprende cuando los hombres actúan como niños.
Aprobamos el rechazo de la creación, y nos sorprendemos cuando las personas encuentran su identidad en el desorden.
Valoramos la vileza y la arrogancia sobre el honor y la valentía, y nos sorprende descubrir que tenemos pocos héroes.
Enseñamos como tomar exámenes en lugar de enseñar como pensar críticamente, y nos sorprendemos cuando las masas siguen ciegamente a los expertos comprados y corruptos sin cuestionarlos.
Menospreciamos la maternidad, y nos sorprende descubrir que no tenemos nietos.
Nos negamos a enseñar la virtud, y nos sorprende descubrir que la virtud ya no se valora.
El dicho “el corazón mueve a los pies” es cierto tanto en la política como en la vida.
¿Qué podemos hacer? Debemos dejar de estar sorprendidos con el resultado de lo que hemos creado. ¿Como podemos encontrar esperanza en medio del caos y la desilusión? La respuesta es, tenemos que regresar a aquel que ES la verdad y a la Palabra que es infalible. ” y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3:15).
A final de cuentas, la solución a muchos de nuestros problemas no es la reforma sistemática, la elección de los políticos correctos o tener las políticas correctas exactas. Primero debemos de estar conscientes del por qué hacemos el trabajo de defender los valores cristianos de la familia antes de sentarnos a hacerlo. Reconociendo que para poder convertirnos en hombres con corazón debemos saber por quién y para qué fuimos creados. La retórica vacía, las filosofías temporales y las ideologías políticas nunca van a traer sanidad a la sociedad. Navegar a través de los encabezados de los noticieros, agitando nuestros puños enojados y golpeando nuestro teclado no basta para cambiar esta situación. Nuestra esperanza no está en este mundo y nuestra autosuficiencia nunca será suficiente. Primero vamos a convertirnos en hombres con corazón… Y después hagamos cosas grandes juntos.
Stephanie Smith,
Presidente y CEO, Alabama Policy Institute