Pareciera que no hay nadie que pueda ponerle un alto a las exigencias del movimiento LGBTQ; esperemos que la ley sí, ahora que un distrito escolar local enfrenta un desafío legal por discriminación antirreligiosa.
La Universidad Cristiana de Arizona (ACU por sus siglas en inglés) presentó una demanda legal la semana pasada en contra del Distrito Escolar de Primarias Washington, después de que la semana antepasada la junta del distrito escolar votara unánimemente a favor de prohibir la práctica docente de estudiantes cristianos provenientes de ACU debido a las creencias religiosas de la universidad.
Te invitamos a que escuches (en inglés) como un miembro de la junta arremete contra ACU por sostener valores bíblicos fundamentales. Tamillia Valenzuela, que usa orejas de gato y se considera como una “latina queer neurodivergente y de color “, se horroriza al leer que la universidad declara en su sitio web estar “comprometida con Jesucristo [y] el cumplimiento de Su voluntad por encima de todo…” Y debido a que la universidad se apega al principio fundamental que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, Valenzuela dice: “Esto me hace sentir que no puedo estar segura en este distrito escolar”.
Sin dar ni un solo ejemplo de irregularidades por parte de practicantes docentes, y basándose únicamente en el prejuicio que Valenzuela tiene contra la escuela religiosa, la junta votó para ponerle fin a una relación de 11 años con ACU y los practicantes docentes.
Alliance Defending Freedom (ADF), que representa a ACU en la demanda, escribió: “La Corte Suprema de los Estados Unidos ha dejado en claro que el gobierno … no puede imponer medidas hostiles a las creencias religiosas de los ciudadanos afectados y no puede actuar de una manera que juzgue o especule la ilegitimidad de las creencias y prácticas religiosas”.
Lee la demanda (en inglés) y la explicación (en inglés) por parte de ADF.
La demanda se dio a conocer pocas horas antes de que se llevara a cabo una reunión regular de la junta escolar donde se dieron cita personas a favor y en contra de ACU. En respuesta al llamado de los activistas para hacer acto de presencia, docenas de personas usando orejas de gato, se presentaron, para elogiar las acciones discriminatorias de la junta y reclamar falsamente ataques en contra de estudiantes LGBTQ por parte de ACU.
Es importante reconocer que no se proporcionó ni una sola queja de estudiantes o maestros en contra de los practicantes docentes de ACU. La junta tampoco ofreció ningún ejemplo de “ataques contra estudiantes LGBTQ”. Pero eso no impidió que la gente hiciera acusaciones amplias e infundadas contra ACU y los practicantes docentes provenientes de esta universidad.
Valenzuela reafirmo su acusación inicial que hizo la semana pasada al declarar que: “Hay una diferencia entre un ataque personal, el prejuicio sistémico y la intolerancia … Estamos hablando de un acuerdo con una institución que permite la intolerancia como parte de sus valores fundamentales… Estamos hablando de una institución que ha causado daño”.
La pregunta es ¿Qué daño ha causado ACU? Ella no ofreció ninguna evidencia o incluso acusación de daño causado. Pero los hechos parecen no importar en esta farsa. Una farsa que también se hizo evidente cuando ella se negó a ponerse de pie para el juramento a la bandera, ya que su discapacidad no afecta su capacidad para ponerse de pie o caminar.
Por fortuna, varias personas, incluyendo maestros, hablaron a favor de ACU. Un maestro que a lo largo de los años ha sido mentor de 16 practicantes docentes provenientes de ACU elogió su profesionalismo y calificó las acusaciones como infundadas: “Nuestros estudiantes nunca se han sentido inseguros o atacados, en ningún momento, nunca … durante toda la historia de nuestra asociación no ha habido ninguna queja contra los practicantes docentes de ACU “.
Y estos falsos reclamos pueden volverse algo cotidiano, dando lugar a una mayor discriminación antirreligiosa y al silenciamiento de las instituciones bíblicas, por lo que es importante que ACU responda con una demanda legal.